– Sumerja las rebanadas de pan una a una en la mezcla de leche hasta que estén completamente humedecidas. Póngalas a un lado sobre un estante para su para que retires el exceso leche y se enfríen, o sobre toallas de papel, de esta manera pueden absorber mucho mejor la leche.
– Mezcla las yemas de huevo en un tazón pequeño y déjalas a un lado. Con una batidora, batir las claras de huevo en un tazón grande hasta llegar a punto de nieve. Agrega lentamente las yemas de huevo hasta que estén completamente mezcladas con las claras de huevo (utiliza la batidora a velocidad baja para este paso).
– Calienta el aceite en una sartén mediana a fuego medio alto. Suavemente sumerja las rebanadas de pan en la mezcla de huevo, uno por uno, y luego proceda a freír durante aproximadamente 1½ minutos por cada lado. Asegúrate de que no haya exceso de leche en ellos, de esa manera el aceite no se salpicará cuando sumerjas las rodajas en él. Cuando hayan terminado, tendrás un color marrón dorado claro. Retíralas del aceite y colócalas sobre toallas de papel para absorber el exceso de aceite.
– Prepara el jarabe: Coloca el piloncillo, la canela, el clavo y las semillas de anís en una cacerola con el agua y lleva a ebullición. Baja el fuego a lento hasta que el jarabe empiece a espesarse (unos 6-8 minutos, dependiendo de si usas piloncillo, azúcar morena o azúcar regular). Cuela el jarabe, llévalo de nuevo a la cacerola, y revuelva con las pasas. Mantenga la cocción a baja temperatura hasta que las pasas crezcan.
– Para servir, cubra las rebanadas de pan con el jarabe y permita que estas absorban, y decora con las rebanaditas de almendras, a continuación, a disfrutar!