– Necesitas dos sartenes: uno para freír las tortillas y otro para tener el mole calentando. Prepara un plato cubierto de servilletas de papel para que ahí escurra el exceso de grasa de las tortillas después de freírlas. Coloca el sartén en que vas a freír las tortillas a temperatura media alta con el aceite vegetal.
– Cuando el aceite esté caliente baja la temperatura a media; y empieza a freír las tortillas de manera rápida, volteándolas una vez. Las tortillas deberán quedar blanditas y sin exceso de aceite; ya que si las dejas mucho tiempo en el sartén éstas se dorarán. Coloca las tortillas en el plato que ya tienes cubierto con toallas de papel y ponlas cerca de la estufa para que se mantengan calientitas.
– Después de freír las tortillas, con la ayuda de unas tenazas de cocina, sumerge una por una en la salsa del mole. (Usa tenazas de punta de silicón para que no se rompan). Si lo prefieres, puedes usar tu mano para sumergirlas y con una espátula las terminas de cubrir con la salsa.
– Coloca sobre un plato la tortilla ya cubierta de mole y ponle en el centro el pollo deshebrado.
– Dobla o enrolla la tortilla y, con la ayuda de tu espátula, coloca la enmolada en el plato donde la vas a servir. Si es necesario, con una cuchara agrega más mole encima. (Yo uso un plato exclusivamente para preparar cada enmolada antes de colocarla en el plato de cada comensal).
– Justo antes de servir adorna con el queso desmoronado y las rebanadas finas de cebolla.