Coloca el calabacín o la calabaza en una sartén, agregue una taza de agua y cubra. Cocina el fuego a medio alto; Una vez que comience a hervir, reduce la temperatura. Continua cocinando hasta que la calabaza este suave. La calabaza debe estar firme y todavía tener un color brillante al final de la cocción, así que no los deje mucho tiempo en la lumbre. Este paso durará aproximadamente 8 minutos en total.
Mientras la verdura se está cocinando, caliente la mantequilla y el aceite en una cacerola de tamaño mediano a fuego medio hasta que la mantequilla se derrita. Añadir la cebolla y el ajo, y cocinar hasta que estén transparente, unos 2 minutos.
Agregar la harina y revolver hasta que la harina tenga un color dorado claro. Vierta la leche y el caldo de pollo en la cacerola y revuelva para disolver la mezcla de harina, aproximadamente un minuto.
Quite la calabaza de la sartén y escurra el líquido que quede. Coloque en una licuadora con la mezcla de la leche. Licua hasta que se forme una mezcla muy fina.
Vaciar la mezcla en la cacerola y cocina a temperatura media. Continua cocinando, revolviendo de vez en cuando. Dejar que hierva a fuego lento durante unos 6-8 minutos hasta que la sopa comience a espesar. Condimentar con sal y pimienta.
Si deseas añadir rebanadas crujientes de pan de ajo frito, simplemente calentar el aceite, añadir los dientes de ajo, y freír hasta tengan un color dorado. Retira el ajo y coloca las rebanadas de pan en la sartén. Freír durante unos 1-½ minutos por cada lado hasta que doren. Coloque en un plato cubierto con toallas de papel para absorber el exceso de aceite.
Ten cuidado al servir la sopa ya que esta guarda mucho el calor.