Mezcla la harina de maíz con el agua tibia en un tazón mediano y amasa hasta que quede muy bien integrada. Si es necesario agrega más agua, pero poco a poco, de cucharada en cucharada, hasta que la masa esté suavecita y muy manejable. (La masa tiene que quedar suave pero no pegajosa). Algunas veces la humedad del área donde vivimos hace que nuestra masa quede aguadita; si este es tu caso, agrégale un poquito más de harina de maíz. Cubre la masa con una servilleta de tela húmeda para evitar que se seque.
Divide la masa en 10 bolitas del mismo tamaño y cúbrelas de nuevo con la servilleta de cocina.
Calienta el comal a temperatura media alta
Corta la bolsa de plástico en dos cuadros iguales. Coloca una pieza de plástico en la tortillera y pon encima una bolita de masa; cubre con el otro pedazo de plástico y cierra la tortillera presionando suavemente la agarradera para formar una tortilla gruesa de tamaño mediano.
Abre la tortillera y remueve el plástico de arriba. Levanta la tortilla sosteniendo el plástico de abajo y voltea la tortilla de manera que quede en la palma de tu mano (parte de la tortilla deberá cubrir tu mano y otra parte deberá colgar de ella).
Si no tienes una tortillera puedes utilizar un plato refractario o molde para pay; es lo que yo a veces uso para hacer las tortillas y funciona de maravilla.
Coloca la tortilla en el comal caliente con un movimiento rápido. En cuestión de un minuto voltea el sope a que se cocine por el otro lado. (No lo dejes cocinar mucho tiempo porque se secará la masa). Vuelve a voltear a que se cocine por otro minuto. Da una última volteada que será de 20-30 segundos de cocción aprox. Retira el sope del comal con la ayuda de una palita y colócalo en una servilleta de cocina para mantenerlo calientito. Déjalo enfriar solamente unos 45 segundos y entonces empieza a formar el borde pellizcando las orillas con tus dedos. Regresa el sope a la servilleta, y continúa cocinando los demás.
PARA SERVIR LOS SOPES:
Calienta el aceite o la manteca de puerco en un sartén (o en un comal). Coloca los sopes en el sartén y fríelos ligeramente durante 30 segundos por cada lado; ese será tiempo suficiente para calentarlos y que se doren un poquito. Retira los sopes del sartén y ponlos en un plato cubierto con toallas de papel para que absorban el exceso de grasa.
Ahora sí, a ponerle los frijolitos, la carne de tu preferencia, la lechuga y cualquier otro ingrediente que hayas seleccionado como relleno o guarnición. Sírvelos con salsa a tu gusto.