Corta los tomates, los chiles serranos, el diente de ajo y la cebolla.
Colócalos en la licuadora con ¼ de taza de agua, y licúalos hasta que esté la mezcla suave (o ligeramente gruesa, si lo prefiere).
Calienta el aceite en una sartén mediana a fuego medio-alto, y vierta la salsa y revuelva.
Una vez que la salsa empieza a hervir, reduzca el fuego y cocina a fuego lento durante unos 13-15 minutos, revolviendo de vez en cuando, hasta que todos los ingredientes estén bien cocidos. Si lo necesita, agrega más agua; esto dependerá de lo jugoso que estén los tomates.
Una vez hecho esto, sazone con sal y sirva
Esta salsa se mantendrá bien durante unos 3 días en tu refrigerador.
Sirva con tortillas tibias o usa tacos, huevos fritos, tostadas, etc.