Encienda el horno a 180 grados centigrados. Asegúrate de ajustar la rejilla del horno a la posición media. Engrasa la cacerola y espolvoréale la harina a un refractario de 13 por 9 pulgadas y deja de lado ya listo para cuando vacies la mezcla.
Coloca la harina, el polvo de hornear y la sal en un tazón mediano y bata para mezclarlos.
Con una batidora eléctrica, bata los huevos uno a uno a una velocidad media, durante unos 45-60 segundos, y añada lentamente el azúcar, hasta que todo el azúcar se incorpore. La mezcla de huevo será muy esponjosa y se quedará de un color amarillo claro.
Reduzca la velocidad de la batidora, y poco a poco añada la mantequilla derretida, poco a poco, y luego la vainilla. Mantenga la batidora en velicidad baja. (La mantequilla tiene que ser derretida y fría si no, se aplanarán lo esponjado de la mezcla, lo que significaría una pastel plano)
Agrega la harina en porciones (cucharada por cucharada) y revuelve con cuidado con una espátula hasta que esté bien combinada. NO VAYAS A SOBRE MEZCLAR.
Transfiera la masa a tu refractario ya preparado usando una espátula de plástico para ayudarle a esparcir uniformemente. Hornea durante 30-35 minutos o hasta que el pastel se vea de color dorado o al insertar un palillo de madera salga limpio.
Retira el pan dle horno y transfiere a una rejilla de alambre para que se enfrie por completo. Pincha toda la parte superior de la torta con un palillo de dientes, pincho o tenedor.